En China, un hombre ha recibido una venganza por echar literalmente a golpes a un perro que estaba en su estacionamiento. La venganza ha sido extraña pero adecuada: el perro volvió con un puñado de amigos que se dedicaron a destrozar el coche, mordiendo los guardabarros y los limpiaparabrisas.
El conductor no se habría enterado de lo que estaban haciendo los perros si no fuera por un vecino alarmado que hizo fotos a los perros gamberros mientras se dedicaban a la tarea. Quién crees que tiene razón aquí: ¿el perro o el conductor?
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